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Insulto a la vIdA…

“Siento fuertemente que esto es un insulto a la vida misma”

Recientemente, Studio Ghibli expresó su rechazo a la posibilidad de que la inteligencia artificial generativa, incluyendo herramientas como ChatGPT, pudiera replicar su estilo artístico. Su respuesta fue categórica: un “insulto a la vida misma”. Esta declaración me lleva a reflexionar sobre el mundo en el que vivimos hoy, un mundo en el que la IA es una realidad ineludible y que, por ende, nos sitúa en una nueva dimensión histórica y tecnológica.

La existencia de la IA cambia las reglas del juego. Las leyes, los derechos de autor y los copyrights deben actualizarse para ajustarse a un contexto donde la “creación” ya no es exclusiva del intelecto humano. En lo personal, me inclino por una visión de la IA #freeandopen, creo que todo lo que ha sido generado por la inteligencia humana debe considerarse patrimonio de la humanidad. A fin de cuentas, las ideas no están dentro de nosotros, sino fuera, pertenecen a una dimensión común, y desde allí vienen, precisamente, a desafiar nuestras capacidades físicas e intelectuales para ser materializadas. En este sentido, la tecnología siempre ha sido una gran aliada de nuestra evolución.

Hoy en día, ¿alguien puede reclamarse para sí la informática? ¿Podemos apropiarnos de un lenguaje de programación, de un código abierto, de una fórmula matemática? Sería ridículo. No se puede competir por la tecnología en sí misma, solo por lo que creemos a partir de ella. Y aquí nuevamente surge la importancia de las ideas: son ellas las que nos eligen, las que nos atraviesan desde el plano metafísico para desafiarnos a hacerlas realidad.

Pretender que, desde nuestra inteligencia humana limitada, hemos creado algo en total independencia es un acto de arrogancia e ingenuidad. La historia demuestra que siempre han sido las ideas, desde una dimensión superior, las que se han manifestado frente a nosotros. Somos meros instrumentos para su realización en el mundo material.

Platón, en su teoría de las Ideas, nos enseñó que todo lo que existe en el mundo sensible es apenas una sombra de la verdadera realidad, la de las Ideas puras. Si seguimos esta lógica, la inteligencia artificial no es más que una nueva forma de proyección de estas ideas, una herramienta que nos permite alcanzar y plasmar aquellas que de otra manera no podríamos materializar.

En este escenario, más que temer o rechazar la IA, debemos abrazarla con sabiduría. La inteligencia artificial es parte de nuestro tiempo y, como cualquier herramienta, depende de cómo la utilicemos. La clave no está en prohibir o limitar su desarrollo, sino en establecer marcos éticos y normativos que aseguren su uso en favor del progreso humano. Porque, al final, el verdadero insulto a la vida sería negar el avance y aferrarnos a una visión del mundo que ya no existe.

Mario Moreno Rodríguez

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