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Threesome, Epifanía de un Penetrador Penetrado

Si antaño podía ufanarse de ser el gran penetrador, hoy, a sus sesenta y algo, está obligado a replantear su relación. Su hasta ayer fiel amiga, insatisfecha le reclama ser tomada en cuenta, un mejor trato, ser escuchada y adaptarse a su tiempo. ¡Una relación abierta! que nunca más será de a dos, sino de a tres, porque tiene a otro: un treintañero sagaz, sexy, astuto, ingenioso y versátil, que la trae loquita con su omnipotencia y esa capacidad de sorprenderla a cada rato y en cualquier lado.

Tan moderno, tan lúdico, que la valora más por su lealtad que por su fidelidad y le permite ciertas excentricidades que le desatan el hambre y la locura, que la incitan a cambiar de roles, a penetrar y no ser penetrada nunca más.

Tiempos difíciles vive TV. Audiencia ya no es la pasiva y fiel espectadora de sus vetustos métodos de seducción. Internet irrumpe escandaloso la idílica armonía sin vuelta atrás. Y aunque en el reclamo/reproche se vislumbra una oportunidad, TV reacciona predecible y se lanza con todo contra del rival, culpando a la noxa de su impotencia, de su pérdida de virilidad. Como lo haría un perfecto idiota, sin señal alguna de autocrítica.

TV alega por sus derechos, que Internet no tiene por qué meterse, que no le ha pedido permiso, que le ha robado un trozo de su vida, en vez de plantearse la posibilidad de renovar su relación y rejuvenecer, abriéndose paso a la generación de nuevos campos comunes creativos, que a Audiencia tanto le gustan, porque son libres como ella.

TV patalea por dinero, el muy ordinario, que el hippie de Internet no paga los costos que él paga, que no tiene donde caerse muerto jactándose de su infraestructura. Se mira el ombligo, ignorante y presumido, sin darse cuenta de la en-verga-dura de su rival, de la oportunidad de abaratar costos y maximizar alcance que tiene frente a sus narices y que son posibles con el sólo hecho de considerar la propuesta de Audiencia.

Pero imagina como ésta debe revolcarse con Internet en la nube, a sus espaldas y en jugada táctica colosal se alola y da un gran paso: transmite su señal geobloqueada por internet, lanza un website e invita a Audiencia a visitarlo. Pero ser no es parecer, y al poco andar ella exclama: “más de lo mismo, el discurso donde sólo tú hablas”.

Exasperado, le crea un chat, para que converse de él mientras lo mira, pero ella quiere más, entonces le crea un blog, un club y un acceso VIP a contenidos, incluso le permite compartirlos con sus amigas en Facebook y Twitter, hasta que quiere opinar libremente. TV se molesta, recula convirtiendo este paso en apenas un link de regreso hacia él. Internet, impávido, permite estas aberraciones en torno suyo, sabe que es cuestión de tiempo y supervivencia que TV se decida a meterlo en su cama de una buena vez.

TV golpea y anuncia la Televisión Digital Terrestre, nombre impresionante, pero a la velocidad que se mueve Internet, es apenas el espasmo abatido de un muerto antes de nacer.Enfadado, se empecina en mitigar a su rival, lo demanda por almacenar y reproducir, le embarga propiedades, le cierra portales, sitios y aplicaciones, le pone restricciones que entorpecen su desarrollo: TV lesiona a Internet.

Tozudo y ciego, enajenado en esta lucha, TV se debilita. Deja en evidencia el miedo profundo hacia su rival y lo que es peor: olvida que el reclamo/reproche de Audiencia fue más que un berrinche, fue la exigencia de una relación abierta y de a tres.

Cuando se ha sido el cabronazo de turno durante largo tiempo cuesta cambiar, y mucho. Pero como en toda crisis aquí también hay una oportunidad, si TV quiere salvar la relación son su Audiencia debe ceder y aceptar que la clave, en su caso, no está en dar, sino en recibir.


(Publicado originalmente para El Dínamo)

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